top of page
  • Foto del escritorMaria Fernanda Vizcaino Del Rio

Una Habitación Propia


Lamento si por el título del texto esperan que este haga una alegoría a la famosa obra de Virginia Woolf. Ciertamente el título de ese libro, cuando lo vi ya hace 4 años atrás cuando comenzaba mis andares por los campos feministas, me calo la memoria, se postró allí en todo el medio, cual florero con flor de ginger, imposible de ignorar. Quedó en mi subconsciente el sentimiento de una habitación propia. Sin embargo, a pesar del estruendo que causó, es hasta hace unos días que comienzo a leerlo. Lo compré en inglés, por cuestiones de querer practicar el idioma, pero resulta que el lenguaje es bastante antiguo, y me ha costado pasar de las primeras 4 páginas. De todas formas, la descripción en la contraportada escrita por Jeanette Winterson me emociona, y me ha tocado mucho más que las primeras líneas que hasta ahora he leído. Supongo que algunos libros hacen eso.


“¿Qué condiciones son necesarias para la creación de piezas de arte? Seguridad, confianza, independencia, un grado de prosperidad- una habitación propia. Todas las cosas negadas para la mayoría de mujeres alrededor del mundo durante el tiempo de Virginia Woolf y antes de ella, y desde entonces. En esta graciosa, provocadora y esclarecedora polémica, Virginia Woolf reta a su audiencia de mujeres jóvenes a trabajar incluso en la oscuridad, a cultivar el hábito de la libertad, y a ejercitar el coraje de escribir exactamente lo que una piensa”

-Jeanette Winterson-


El tema aquí es que hace unos días junto con algunas de mis almas acompañadoras de este proceso de descubrimiento de mi lado artístico Jesús Tordecilla y Leidy Chaverra de la Corporación Cultural Cosecha, y mi compañera de camino Wendy Guerrero, construimos unas fotografías que me llevaron a adentrarme a ese anhelo de libertad que se despertó en mi hace unos años, a ese deseo desesperante de habitar mi soledad para descubrirme, y que extrañamente pude satisfacer durante el comienzo de una pandemia.


Verme en estas fotografías y ver en ellas lo que me rodea, y simplemente dejar grabada la imagen de mi cuerpo habitando en lo que una vez fue un sueño, me obliga a caminar hacia atrás y a responderme las razones por las que lo anhelaba tanto: Quería dejar de ser cuestionada y negada. Quería darle rienda suelta a mis deseos. Fluir sin cuestionamientos condicionados por mi cuerpo de mujer. Quería adentrarme en mis pensamientos sin ser interrumpida por juicios. Necesitaba habitar, más que una habitación propia, a mi misma. Y hacerlo sin miedo.


Siento que el poder tener un espacio propio me ha permitido llegar a la cúspide de muchos auto-cuestionamientos. Habitar mi mente ha sido caótico. No es que hubiese muchas cosas bellas allí cuando decidí adentrarme en ella. Encontré muchas oscuridades que estaban condicionando mis comportamientos de formas que solo hasta hace unos meses comprendí. Dolió y sigue doliendo aceptar su existencia. Primero entré en lucha con ellos, pero después de mucho tiempo, cuando me senté frente a frente a observarlos comencé a trabajarlos. Traumas de infancia, resentimientos, culpas, palabras autodestructivas, frustraciones…


Simplemente me necesitaba. Necesitaba un refugio, un lugar seguro para andar por dentro.






16 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
Publicar: Blog2_Post
bottom of page