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  • Foto del escritorMaria Fernanda Vizcaino Del Rio

El Síndrome Premenstrual y la Vida Diaria



A veces me cuesta aceptar que tengo síndrome premenstrual (SPM) y que por ello no estoy al 100% ni física ni emocionalmente. Es extraño aún para mi asociar algunos de los estados de mi cuerpo con mis condiciones hormonales. Creo que estoy acostumbrada a pensar que si hay algo mal en mi cuerpo los síntomas normales serían un dolor de barriga, de cabeza, alguna punzada o fiebre. No crecí pensando en mis hormonas, de hecho vine a conocer la importancia de estas hace unos 5 años cuando me diagnosticaron Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP), pero no sabía que la variación de las hormonas-las alzas y bajas de estrógenos y progesterona- durante el ciclo menstrual afecta el cuerpo de la mujer tanto física como emocionalmente, y nadie me enseñó a gestionar esos cambios sino hasta hace unos 5 años. ¡Es como si todavía fuera una bebé en el conocimiento de mi cuerpo!


Por estos días debía trabajar, tenía el compromiso de hacer un foto estudio, quería leer, tenía una asesoría para uno de mis proyectos, y debía cumplir con mis horas laborales. Me sentía desorientada, no podía concentrarme, se me olvidaban las cosas fácilmente, tenía muchísimo sueño, sentía todo mi cuerpo hinchado y pesado. No entendía el por qué, y aunque me pasa lo mismo cada mes simplemente no lo asocié con mi ciclo menstrual. Creí que simplemente estaba agotada por el trabajo y que mi cuerpo no estaba respondiendo. Pero no, luego llegó “alegría” -como digo yo cuando me baja la sangre menstrual-, y entonces entendí mi estado. Lo de “alegría” es porque al tener SOP, mi ciclo es bastante irregular, puede tardar hasta 3 meses en llegar, y aunque no llegue tengo todos los síntomas de la menstruación cada mes. Es detestable. Cuento un poquito de mi historia con el SOP aquí.


Luego de entender las razones de mi estado físico y mental volvió a mí la pregunta que me había estado haciendo hace muchos meses atrás: por qué a las personas menstruantes no se nos dan opciones para gestionar nuestros síntomas premenstruales, pudiendo estos llegar a ser muy graves en ocasiones. Y no lo digo por mi caso, en mi caso son “soportables”, es decir que con reposo estoy bien, pero conozco de casos que presentan desmayos, diarrea, cólicos insoportables, ansiedad, depresión. Esta pregunta vino a mi mente nuevamente porque por más que quisiera no podía no cumplir con mis compromisos de ese día. A veces simplemente no podemos parar, aunque el cuerpo y la mente lo estén pidiendo a gritos.


Las mujeres deberíamos tener opciones para gestionar nuestro síndrome premenstrual (SPM) en nuestro lugar de trabajo. Esas opciones dependerán de la gravedad de nuestros síntomas, pero se me ocurre que podrían ir desde poder trabajar desde casa cuando lo creamos necesario hasta tener la opción de acceder a una incapacidad. Los baños en la gran mayoría de los sitios de trabajo no están hechos para personas menstruantes, no están adaptados para por ejemplo limpiar tu copa menstrual con tranquilidad, y muchas veces no tienes acceso a productos sanitarios menstruales. Además, así como en nuestro diario vivir, las culturas organizacionales no están pensadas para ser entornos seguros para que personas menstruantes se sientan libres de expresar como se sienten, o para que a estos síntomas se les de la importancia que merecen. Evidentemente esto viene de otros problemas sociales de base, como del hecho que nunca se le ha dado importancia a la salud mental, incluso luego de una pandemia existe muy poca consciencia al respecto. Y bueno, los estereotipos de género que condicionan nuestros modos de relacionarnos impidiéndonos mostrarnos vulnerables.



Existen iniciativas entorno a este tema en otros países, desafortunadamente en muy pocos, y aún no en Colombia ni en Cartagena. Por ejemplo, Forza Football una organización sueca dedicada a crear aplicaciones que compilen información futbolística, con aproximadamente 60 empleados y empleadas, a partir del año 2019 tomó la iniciativa de tener un ambiente de trabajo amigable con la menstruación. De acuerdo a esta fuente, la empresa decidió proveer productos sanitarios menstruales de manera gratuita así como también tener horarios de trabajo flexibles que permitan a todos los colaboradores y colaboradoras escoger horas para trabajar desde casa cuando lo prefieran, partiendo de la necesidad de las personas menstruantes. Del mismo modo, se está trabajando por crear un ambiente laboral que le dé la tranquilidad a las personas menstruantes de compartir sus síntomas premenstruales o menstruales con sus colegas sin morir en el intento, lo que permite que por ejemplo se le den menos cargas laborales de acuerdo a sus síntomas sin ningún tipo de prejuicio. Esto me parece una gran iniciativa que le da lugar a la vulnerabilidad y a la empatía, que humaniza los lugares de trabajo, que están lejos de ser humanos hoy en día debido a estas lógicas capitalistas.


Esta iniciativa se llevó a cabo gracias a MENSEN, una organización sueca sin ánimo de lucro dedicada a generar conocimiento y a derrumbar mitos entorno a la menstruación, el ciclo menstrual y la salud menstrual. Esta organización cuenta con una certificación para las empresas que implementen este tipo de proyectos. Es importante tener en cuenta que los cambios en este país vienen desde una base gubernamental. Es un país en el que existe por ejemplo una Política Feminista Internacional y una Agencia para la Igualdad de Género.


Con este tema me surge la pregunta de si el hecho de incorporar estos temas en el entorno laboral traería más razones para discriminar a las personas menstruantes, y evidentemente la respuesta sería sí. Si porque si históricamente se ha afirmado que las mujeres somos más emocionales por el simple hecho de ser mujer, no quiero saber lo que traería el que nos den una incapacidad porque nos sentimos irritadas o con cambios de humor incontrolables. De todas formas, como para todos los cambios sociales, seguramente estas iniciativas deberán ir de la mano a la solución de problemas de base como la misoginia, el machismo, y el sistema económico capitalista esclavizante antinatural en el que vivimos.


Un artículo publicado por Rachel B. Levitt y Jessica L. Barnack-Tavlaris (2020) titulado “Abordando la Menstruación en el Lugar de Trabajo: El Debate alrededor de la Licencia/Incapacidad por Menstuación” concluye que para que esta sea efectiva se debe:

1. Realizar y promover investigaciones interseccionales alrededor del ciclo menstrual, sobre múltiples experiencias menstruales; 2. Examinar si la incapacidad por menstruación refuerza la necesidad de medicalización de la misma, es decir, si el hecho de implementar una licencia por menstruación pone presión sobre las personas menstruantes para reprimir su ciclo menstrual; 3. Los y las colegas de las personas menstruantes podrían crear más prejuicioses entorno a sus comportamientos. Para crear una política que contribuya al bienestar de las personas menstruantes en lugar de socavarlo, es necesario trabajar en los estigmas y mitos alrededor de la menstruación dentro y fuera del espacio de trabajo.


El último punto es el que genera más debates. Evidentemente, nuestro sistema social machista, capitalista, racista, misógino, ha dado lugar entre otras cosas, a naturalizar el vivir desconectades de nuestros cuerpos, a no darle prioridad a nuestra salud mental ni física, lo que se convierte en un buen punto de partida para comenzar a deconstruir. Bajo ese sistema patriarcal y colonialista, se han construido nuestros modos de producción y de trabajo. Horarios inflexibles y esclavizantes, modos de trabajo no humanos sino más bien parecidos a los de unas máquinas. Pienso que el pensar en hacer posible un ambiente de trabajo pro-menstruación o amigable con la menstruación nos beneficiaría a todes. Algunas razones:


1. Pondría en la mesa modos de trabajo flexibles. Lo que beneficiaría no solo a las personas menstruantes sino también a las no menstruantes.

2. Generaría un ambiente de trabajo humano, inclusivo, empático, respetuoso. Un cambio siempre acarrea otros. El implementar una licencia por menstruación genera un cambio del estatus quo. Por ende, muy seguramente traería consigo el cuestionamiento de normas y comportamientos frente a otras situaciones sociales.

3. Propiciaría un ambiente seguro para comunicar estados de salud física y mental y por ende para tener estas como prioridad. El bienestar mental y físico se han dejado de lado. Estamos acostumbrades a vivir inconscientemente, sin tener en cuenta como nos afectan nuestros horarios, los niveles de estrés o el sedentarismo.


Pienso que una licencia por Síndrome Premenstrual (SPM) o por lo menos un entorno laboral que no ignore la existencia del mismo nos beneficiaría a todes, es una solución feminista.





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